
diría yo que tengo mucho por recorrer.
Puedo vivir más que nunca en tu mirada,
y volar cual serafín en tu presencia.
Hoy soy salvo en esta Tierra,
hoy no puedo ya morir.
¡Qué bien me siento hoy! Hoy no existen las preocupaciones. La amistad inunda mi alma con su serenidad de primavera. La tranquilidad es la soberana del momento, y su reinado se extiende hasta los confines de mi existencia. No hay temores, hoy soy salvo, hoy nadie puede contra mí, pues mi Padre me sostiene en sus brazos. El cielo refleja mi mundo resplandeciente. Cada uno de sus colores no son más que mi todo unificado en armonía perfecta. Si pudiera elegir un día entre todos los que Papá me ha dado, y hacer de él un constante momento, no dudaría en el hoy tan agraciado que con tanto amor
A uno le cuesta entender que el médico en esos casos es Papá Dios. No sabe que en Él no hay más que misericordia, y en abundancia extrema, infinita.
¿Qué tienes, Padre, que con un simple “me pesa” realizas una fiesta en el Cielo? ¿Qué tienes, por favor dímelo, que nos amas con cada impureza, con cada odio, rencor, indiferencia? ¿Algún día podré yo saberlo?