sábado, 1 de noviembre de 2008

¡Qué bien me siento hoy!


¡Qué bien me siento hoy! Hoy no existen las preocupaciones. La amistad inunda mi alma con su serenidad de primavera. La tranquilidad es la soberana del momento, y su reinado se extiende hasta los confines de mi existencia. No hay temores, hoy soy salvo, hoy nadie puede contra mí, pues mi Padre me sostiene en sus brazos. El cielo refleja mi mundo resplandeciente. Cada uno de sus colores no son más que mi todo unificado en armonía perfecta. Si pudiera elegir un día entre todos los que Papá me ha dado, y hacer de él un constante momento, no dudaría en el hoy tan agraciado que con tanto amor la Providencia me ha obsequiado. Así, en silencio, así, con mi vida, sería un alma en continua acción de gracias, y la gloria del Padre no cesaría de ser mi fin en esta vida.

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Matías Néstor