lunes, 23 de febrero de 2009

¡Que mundo maravilloso!

Melodías navegan en mis oídos, juegan a emocionar mi corazón enamorado y agraciado.
Imágenes naturalmente radiantes regresan con la frescura de un jazmín tan perfumado como la sola presencia de mi Hermano resucitado.
Estrellas ornamentan el firmamento, lo embellecen con su luz cálidamente lejana, dibujan figuras plenas de vitalidad y supremacía.
Y aquí, aquí estoy yo, viviendo como en un sueño. Pseudo sueño es en fin, pues nunca hubo realidad más fuerte, hermosa e impregnada de Su inefable presencia.


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Un abrazo.
Matías Néstor