
Se fue una vida de aquí, la Tierra. Llegó un nuevo habitante allí, al Cielo. Hay fiesta en las alturas, Dios se vistió de gala, sirvió el banquete del manjar más preciado. Los ángeles entonaron a voz plena cánticos de alegría, emoción y gloria. María recibió, cual Buena Madre, con brazos abiertos a su hijito Félix. Ya no sufre, ya no llora, hoy su Vida resplandece gozosa.
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Un abrazo.
Matías Néstor