Un abrazo tuyo

Un abrazo tuyo cobija mi alma y mi vida entera. Un abrazo tuyo hace cálido cualquier día, cualquier instante, cualquier encuentro. Un abrazo tuyo enternece mi corazón sin medidas, lo cubre de amor y hace que derrame sus emociones. Un abrazo tuyo me transporta a tierra lejana, donde nada ni nadie existe más que nosotros. Un abrazo tuyo tiene más fuerza que un torrente, me derriba y quedo sosegado. Un abrazo tuyo es un tesoro invaluable en el mundo entero, y ese tesoro, ¡oh, feliz de mí!, me pertenece.

Oración en el año sacerdotal

Cristo Jesús, amigo y hermano nuestro, elegiste de entre nosotros otros “Cristos” para este mundo. Sacerdotes, fieles discípulos, continuadores de tus misterios, presencia divina real y viva. Los formaste a tu manera, cual alfarero con su vasija. Los destinaste a hacerte presente entre nosotros, Eucaristía Santísima. Dales gracia y fortaleza, fe viva y entereza. Dales serte fieles hasta el extremo, amando y sirviendo al mundo entero. Dales pasión, ánimo y alegría. Dales tu vida, como a todos, hoy y cada uno de los días. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Si no observas con atención la vida de quien nos amó hasta el extremo, si no la observas ni la imitas, ¡ay de ti, hombre del mundo!

Oración del catequista

Dios, Padre bueno,
tu amor nos convoca.
Danos firmeza en nuestros pasos,
para que nuestra compañía sea digna de confianza.
Danos alegría en el anuncio,
para que nuestras palabras no queden en la nada.
Danos la sabiduría de tu Espíritu,
para que la duda no nos invada.
Danos la amistad de tu Hijo,
para que vivamos como niños en tu casa.
Danos serte fieles en el camino,
y vivir dignamente tu Palabra.
Danos catequizar tu rebaño,
como Cristo mismo lo hizo a toda alma.

Matías Macagno.

Extraño en mi tierra

Cuando uno es un extraño, no hay razón alguna que ablande la roca dura del entendimiento. Cualquier palabra irritará. Cualquier movimiento será controlado. Cualquier libertad querrá ser desterrada.
Vos, Jesús, vos sí me vivís.

El pequeño milagro

Manifiéstate, Señor. Realiza tu pequeño milagro. Ponle vida propia una vez más a tu infinita misericordia. Por tu gran amor, atiende su deseo. Nada podrá ser más reconfortante, nada, que no venga de Ti. Sólo eso hoy te pido, realiza tu pequeño milagro. Nada a tus ojos es inmenso, nada lo es tanto que tus manos no lo abarquen. Sólo en Ti descansa mi alma, sólo en Ti espero, sólo en Ti vivo. Atiende su deseo, Tú, que eres Padre, Hijo y Espíritu Santo.