Cuánta alegría siento contigo
cuando en tus brazos me quedo dormido.
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Me acaricias, me llenas de amor,
entonces me olvido de todo dolor.
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Con tu dulce mirada iluminas mi vida,
inundas mi ser de total armonía.
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Recoges mis penas, mis dudas, mis miedos,
y haces de ellos un simple recuerdo.
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Me abrazas, proteges mis días,
¡muchísimas gracias, Virgencita María!
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Un abrazo.
Matías Néstor