viernes, 11 de junio de 2010

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GRACIAS, SEÑOR, PORQUE ME AMAS.
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miércoles, 2 de junio de 2010

Oración a san Francisco Javier


Francisco Javier, maravilloso misionero,
Diste tu vida para ayudar al mundo entero.
Predicaste sin descanso la alegría de la Vida,
Fuiste puente mediador de Jesús Eucaristía.
Por las noches, ya exhausto, no cesaba tu vida orante,
Entregabas a Dios Padre cada alma suplicante.
En momentos de penumbras, junto a Pablo repetías:
“sobreabundo hoy en gozo, no hay temor ni cobardía”.
Sé tú mismo hoy mi ejemplo, intercede ante mi Padre,
Dame fuerza en mi camino y acompaña tú mi viaje.

Matías Macagno

El ejemplo del Santo Misionero es una gran ayuda para acercarnos más a Jesús y amarlo de manera más intensa.
Él nos enseña que todos podemos ser mejores, todos podemos ser santos. Para eso solo basta encontrar nuestra forma de cumplir la misión que se nos dio, encontrar nuestra vocación. El Señor tiene algo especial para cada uno de nosotros. Francisco nos dice que conocer y cumplir esta vocación es la única forma de encontrar la verdad y el valor de nuestra vida.

Todo esto

Todo mi ser rebosa de alegría. Hoy creo que te amo más que nunca, y mi entrega a ti sigue siendo absoluta. Mis miedos se disipan… porque estoy contigo. Mi vida cambia… ahora tiene sentido. Tu Gracia colma mi ser, y la recibo para no decaer. ¡Cuánto quisiera que todo esto nunca acabe!, y por los siglos de los siglos poder contemplarte.

Jueves 11 de enero de 2007
Tandil

Este hoy

La tranquilidad reina en mi corazón.
Las preocupaciones, de a poco, se van borrando.
Mi comunión contigo parece ser más sincera y profunda.
¡Cuánto necesitaba, Señor, estos tiempos de recogimiento!
El ruido de la ciudad no existe. En cambio, reina el hermoso sonido de la más natural naturaleza.
Los animales despiertan, el cielo se ilumina, las estrellas se apagan, la lluvia cae, la brisa se atenúa, el verde se vislumbra. Y yo aquí, contemplando esa, tu creación.
Dame la gracia de vivir siempre en este hoy.

Miércoles 27 de diciembre de 2006
Monasterio Trapense

Sólo tuyo, Señor

Quiero ser sólo tuyo, Señor. Quiero que mi entrega sea absoluta. Quiero que me uses para lo que quieras. Rómpeme y hazme de nuevo, a tu manera. Eso será lo mejor. Quiero ser santo, ese es mi único deseo. Quiero que todo siga siendo difícil, porque vos me enseñaste que de las dificultades se sale ganando. Quiero poder reírme de las insignificancias de las vidas. Y quiero contagiar esa sonrisa, para que nadie se pueda “curar” jamás de ella. Quiero merecerme el título de hijo tuyo. Quiero mantener siempre esta fe, porque sé que sea cual sea su tamaño, es un regalo tuyo que cuidaré como mi tesoro más grande. Es el amor lo que me mueve hacia Ti. Que no lo olvide nunca. Así sea.

Viernes 29 de septiembre de 2006