La tranquilidad reina en mi corazón.
Las preocupaciones, de a poco, se van borrando.
Mi comunión contigo parece ser más sincera y profunda.
¡Cuánto necesitaba, Señor, estos tiempos de recogimiento!
El ruido de la ciudad no existe. En cambio, reina el hermoso sonido de la más natural naturaleza.
Los animales despiertan, el cielo se ilumina, las estrellas se apagan, la lluvia cae, la brisa se atenúa, el verde se vislumbra. Y yo aquí, contemplando esa, tu creación.
Dame la gracia de vivir siempre en este hoy.
Miércoles 27 de diciembre de 2006
Monasterio Trapense
Monasterio Trapense
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Espero tus comentarios!!!
Un abrazo.
Matías Néstor