nos hiciste felices con tu vida llena de dones.
Alegraste mi camino con tus palabras tan cercanas.
Sonreíste cada día, a pesar de las batallas.
Fuiste amigo en el dolor y la alegría,
con abrazos calurosos a lo largo de la vida.
Celebraste a Jesucristo con dulzura y con pasión,
lo miraste en el hermano en su Santo Corazón.
Hoy lo tienes a tu lado, cara a cara,
ya no sientes el dolor que en cruz tan fiel cargabas.
Hoy te pido: "esperame", volveremos a encontrarnos,
sonreiremos nuevamente, para siempre en tus pagos.
Tu siempre amigo, "Matu".