martes, 21 de febrero de 2012

No le digan a mi madre...

 Por Hernán Pérez Etchepare, ssp.

No le digan a mi madre
que su hijo ha muerto
díganle que se ha ido
a los campos desiertos
a contarle cuentos
a los niños ciegos. 

No le digan a mi madre
que su hijo ha muerto
díganle que se ha ido
por caminos sin tiempos
a sembrar estrellas
montado en el viento. 

No le digan a mi madre
que su hijo ha muerto
díganle que siempre
vivirá en el recuerdo
y le hablaré diciendo
que el amor es eterno. 

No le digan a mi madre
que su hijo ha muerto
díganle que ha volado
a un país muy lejos
donde ya no sufre
ningún tormento. 

No le digan a mi madre
que su hijo ha muerto
ni le digan al oído
de todo mi aprecio
no quiero que cargue
ningún sufrimiento. 

No le digan a mi madre
que su hijo ha muerto
díganle que ha viajado
al país de los sueños
a prepararle un lugar
esperando el reencuentro. 

No le digan a mi madre
que su hijo ha muerto
díganle que la vida
no termina en el tiempo
y siempre hay una salida
más allá de los velos. 

No le digan a mi madre
que su hijo ha muerto
es el dolor más grande
que hay en este suelo
y no quiero causarle
tanto desconsuelo
ni quiero que viva
apegada al recuerdo
solo quiero que sienta
que la amo en el cielo,
por eso…
no le digan a mi madre
que su hijo ha muerto.


martes, 14 de febrero de 2012

sábado, 4 de febrero de 2012

Reflexión con santo Tomás de Aquino

Dice el sabio de verdad: "Oré, y me fue dada la prudencia, supliqué, y descendió sobre mí el espíritu de la Sabiduría. La preferí a cetros y tronos, y tuve por nada las riquezas en comparación con ella" (Sab 7,7-8). Ojo: la sabiduría en serio se adquiere más en la oración que en los libros o en las aulas.

Oremos
Padre nuestro, concédenos, por intercesión de santo Tomás, hablar con inteligencia y que nuestros pensamientos sean dignos de los dones recibidos. Por Jesucristo, nuestro Señor.